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Conocida popularmente como “bótox” (nombre comercial), la toxina botulínica se ha popularizado mucho dentro del ámbito dermatológico en los últimos años.
Fundamentalmente podemos establecer dos usos básicos:
- Para rejuvenecimiento facial.
- Para el control de la hiperhidrosis (exceso de sudoración).
La toxina botulínica funciona porque es capaz de inhibir la acetilcolina, una molécula necesaria para la contracción muscular.
¿Cómo se aplica?
La aplicación de la toxina botulínica se realiza mediante infiltración, es decir se inyecta. Los efectos comienzan a ser visibles a las 24 – 72 horas y tienen una duración media de entre 4 y 6 meses, dependiendo de cada paciente.
Sus principales ventajas son:
- Es una técnica cómoda y poco molesta.
- No requiere reposo y el paciente puede continuar con sus obligaciones diarias de forma inmediata.
- Puede aplicarse en cualquier época del año (no influye el sol).
- No existe una edad mínima para utilizarlo (dependerá de las características propias de cada paciente.
¿Existen efectos secundarios?
El “Botox” bien infiltrado resulta muy seguro. Únicamente puede producirse algún pequeño hematoma justo después de la infiltración, pero pasará en pocos días.
Sí conviene señalar que ha de ser aplicado por profesionales expertos, que manejen perfectamente la técnica de infiltración y puedan certificar la seguridad de las marcas utilizadas (han de ser específicas para dermatología estética y mantenerse en un estado de conservación óptimo)

PERFECTO PARA

Mentón

Labios

Pómulos
